Estimados/as lectores; la escritora María Crescencia Capalbo
nos envio su Novela Breve cuyo titulo original es
Era una mañana de esas, en las que te levantas sin ganas de nada, más que de seguir durmiendo. Llegó a mi casilla de e-mail, un mensaje de esos, que te dicen “Estimado/a Escritor/a… y sin más, con esas pocas ganas que tenía entre el sueño pesado y la sensación de ir despertando abrí el cuerpo del e-mail. Había sin más una invitación al IV encuentro de Escritores y Poetas Internacionales en la que yo estaba incluida. Yo, que recién comenzaba en este mundo de vuelos, en el que recién me animaba a estirar mis alas y volar. Yo, invitada. Respondí el e-mail en cuestión de segundo aceptando el reto, sin saber de qué se trataba y sin saber si era o no seguro. Lo seguro era que en un mes volaría a Uruguay a encontrarme con escritores y poetas de todo el mundo.
A las pocas semanas me llegó otro e-mail confirmando agenda. Sí, había un programa para esas cuarenta y ocho horas en la que estaría en Uruguay con todo pago, desde hotelería, comida y viajes a otras ciudades… Allí estaba yo, en mi casa de Buenos Aires, mirando el ropero y la pobre valija vieja que tenía de alguna herencia familiar. Me aseguré que sus cierres aún permanecieran fuertes y seguros. Viajaría en sólo tres días, con los sueños brillando más que nunca. Varias agendas de papel, varios libros de mi autoría para hacer intercambio y porqué no vender algunos. Me preparé el coctel de pastillas que mi médico de cabecera me había recetado para mantener la calma en pleno vuelo y evitar que mis nervios me jugaran esa mala pasada del temor a las alturas. Elegí unos pantalones, esos que mejor me quedan, que mejor afinan mi figura; esas camisas que me hacen más sería y aunque no parezca más femenina con aire a ser una persona interesante; unas remeras al cuerpo para estar entre-casa en el hotel o en algún recorrido que sería más relajado. Un par de zapatos de taco seguro, unas zapatillas deportivas y unas sandalias sencillas pero encantadoras que hacían juego con toda aquella ropa. Valija cerrada. Camino al aeropuerto.
nos envio su Novela Breve cuyo titulo original es
El silencio de los amantes sin barreras
Pero que nosotros por razones técnicas la presentaremos como el silencio de los amantes (en Internet si los títulos son muy largos es mas difícil de ser vistos o encontrados y nosotros queremos que muchos nos lean), por eso acortamos el titulo para los buscadores; en esta edición compartimos un breve curriculum de la autora y el primer capitulo; luego semanalmente iremos publicando mas capítulos hasta finalizar con este hermosa historia de amor y suspendo.
Omar Salgado
María Crescencia Capalbo, más conocida por su nombre artístico "Angie Alieve", nació en 1988 en la ciudad de Pergamino. Cursa la carrera de Lengua y Literatura. Participó en varios concursos nacionales e internacionales obteniendo tercer premio en narrativa y segundo en poesía. Autora de "Amantes sin barreras"
Capitulo Uno
La invitación.
Era una mañana de esas, en las que te levantas sin ganas de nada, más que de seguir durmiendo. Llegó a mi casilla de e-mail, un mensaje de esos, que te dicen “Estimado/a Escritor/a… y sin más, con esas pocas ganas que tenía entre el sueño pesado y la sensación de ir despertando abrí el cuerpo del e-mail. Había sin más una invitación al IV encuentro de Escritores y Poetas Internacionales en la que yo estaba incluida. Yo, que recién comenzaba en este mundo de vuelos, en el que recién me animaba a estirar mis alas y volar. Yo, invitada. Respondí el e-mail en cuestión de segundo aceptando el reto, sin saber de qué se trataba y sin saber si era o no seguro. Lo seguro era que en un mes volaría a Uruguay a encontrarme con escritores y poetas de todo el mundo.
A las pocas semanas me llegó otro e-mail confirmando agenda. Sí, había un programa para esas cuarenta y ocho horas en la que estaría en Uruguay con todo pago, desde hotelería, comida y viajes a otras ciudades… Allí estaba yo, en mi casa de Buenos Aires, mirando el ropero y la pobre valija vieja que tenía de alguna herencia familiar. Me aseguré que sus cierres aún permanecieran fuertes y seguros. Viajaría en sólo tres días, con los sueños brillando más que nunca. Varias agendas de papel, varios libros de mi autoría para hacer intercambio y porqué no vender algunos. Me preparé el coctel de pastillas que mi médico de cabecera me había recetado para mantener la calma en pleno vuelo y evitar que mis nervios me jugaran esa mala pasada del temor a las alturas. Elegí unos pantalones, esos que mejor me quedan, que mejor afinan mi figura; esas camisas que me hacen más sería y aunque no parezca más femenina con aire a ser una persona interesante; unas remeras al cuerpo para estar entre-casa en el hotel o en algún recorrido que sería más relajado. Un par de zapatos de taco seguro, unas zapatillas deportivas y unas sandalias sencillas pero encantadoras que hacían juego con toda aquella ropa. Valija cerrada. Camino al aeropuerto.
(Continuara próximamente, retorne a este blog, siga nuestras publicaciones, comparta-nos
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