martes, 21 de enero de 2020

El vuelo capitulo dos del Silencio de los Amantes

En esta publicación compartimos con los lectores el segundo capitulo de esta romántica Novela escrita por María Crescencia Capalbo, más conocida por su nombre artístico "Angie Alieve"; si desea leer El primer capitulo, clik Aquí
"El vuelo" Capitulo dos"

Llegué al aeropuerto como si estuviera en una especie de nube danzante. A juzgar por mi comprensión aquellas pastillas había o estaban resultando el efecto deseado. No sentía mareos, ni sudoración, ni nauseas. Me senté en el asiento asignado por el vendedor, justo al lado de la ventanilla y el miedo no cesó, comenzó en ese instante en que miraba por la ventana y se lo veía como un monstruo de dos cabezas. Allí a las alturas todo era tan pequeño e insignificante, todo tan trágico, tan patético y yo allí arriba con un nudo en la garganta. Una voz lejana me sacó de mis peores pensamientos y alegremente dijo:
“Que pequeño el mundo, para encontrarnos aquí, chiquita.”
Su voz, inconfundible a mis oídos, aceleró mi corazón a tal punto que temí su colapso, y desde ya, el mío. Me alejé de esos pensamientos oscuros que me traía el monstruo de dos cabezas y lo miré a los ojos y sonreí. Sí, sonreí como si fuera una niña que había visto mariposas volar por primera vez.
“¿Qué haces acá? Qué casualidad” ¿Adónde vas?” Aún sabiendo que yo no creía en las casualidades, me nació de lo más profundo de mi ser decir aquella frase.
“Un congreso de dos días en Uruguay. ¿Vos te escapaste como siempre decís?”

“Un encuentro de Escritores y Poetas, también por dos días. Podría decir que es la escapada que toda mi vida soñé, pero tengo un programa que debo cumplir.”

“Me tocó a tu lado, viajamos juntos.”

“Bienvenido”. Sonreía tratando de no demostrar la felicidad de tenerlo sentado junto a mí aquel día.
No recuerdo exactamente en el momento que estábamos en el aire. Tenerlo sentado a él a mi lado, más el pánico que me producen las alturas, más la medicación que había ingerido horas antes; me alejaban de la realidad que me rodeaba. No me dormí. Pero iba y venía en ese estado incomprensible donde se mezcla la realidad y la fantasía.

(Continuara Próximamente, lea, comente, comparta

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