Roselina se instaló como pudo, finalmente, en
"la escuelita”. El modesto lugar tenía dos habitaciones, en una de las
cuales funcionaba el salón, donde daría sus clases. Una pequeña cocina y un
baño completaban la edificación, ya antigua, que dormía a los pies de aquellas
hermosísimas sierras.
Así, llegaron a darle color a sus días, Juancito,
el más pequeño y cariñoso, sus hermanos Rosa, Mabel y Pedro, hijos de un peón
de las cercanías. Silvina y José, ya mayorcitos- hijos de Amalia- mujer que
llevaba adelante su trabajo criando ovejas y aves de corral, con mucho
esfuerzo y sacrificio.
También Isabelita, Anahí, María y Luis asistían
cada día desde su humilde vivienda, recorriendo en un viejo carruaje, el camino
hacia la escuelita.

(continuara)
Esta novela completa junto a otras dos Novelas Breves serán publicadas impresas en un futuro próximo; encarga tu ejemplar, dejando tu mensaje, gracias
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